31 d’oct. 2009

México. Día de Muertos (1)


La calavera Catrina. La más famosa representación de la vieja conocida.

Es la víspera del gran día: Día de Muertos.
«Las que hoy son empolvadas garbanceras, pararán en deformes calaveras»

Vayas por donde vayas se respiran aires de Fiesta (...y esto me recuerda al título de una canción de Karina. uf! como pasa el tiempo!).


Calaveras de dulce azúcar.

Los mercados están plagados de gente. No se puede circular.
Todo está repleto: Una ingente masa humana se desplaza deslizándose entre carnes y sudor. El aire en Sonora es denso y húmedo.
Máscaras, piñatas de cartón y monstruos de cabezas partidas y cuchillos en mano. Miles de bichos ensangrentados y maltrechos villanos enfundados con harapos. Atuendos completos de Michael Jackson con cuerpos cadavéricos emulando un mal thriller... Color macabro en vísperas del Día de Muertos.

Cientos de arañas de forexpan cuelgan del techo, balanceándose en el fétido aire de una danza macabra sin ton ni son.
(Sin duda, Tim Burton se inspiró aquí).





Algunos de mis amigos compran calaveras... ¿Será para invocar a tipografos malignos? ¿Será para invocar al Sr. Baskerville enterrado y desenterrado hasta tres veces? ¡Díos! ¡Cuanto Satán suelto! Barrabás y los doce jinetes apenas podrían hacerse paso entre el gentío.



Se respira maldad y malaventura.
¡Me encanta!


Papel picado. Una verdadera obra de arte en papel.



En las calles de Xoximilco se levantas altares para celebrar la llegada de los allegados muertos.
Se ofrecen golosos manjares y toda clase de ofrendas.
¡Hay que estar muy vivo para creer en los muertos!




Los niños viven ese día con especial ilusión.


La Santa Muerte. Ahí llega tu triste destino. Ofrécele algunas monedas para que cambie tu suerte.



Ofrendas y bailes en el Zócalo, frente a la Catedral. Genial sincretismo espiritual.
Sin duda este país es muy especial.