22 d’oct. 2007

Torres del Paine (Chile)



Octubre, 2007
Aprovechando mi estancia en Chile con motivo del evento «Tres Typos Exponen» planeé realizar un trekking por el Parque Nacional Torres del Paine, en la Patagonia chilena.
Después de un impresionante asado y con un año más a mis espaldas, sin apenas poder acostarme, tomé el avión que me llevo hasta Punta Arenas, en el extremo sur del continente. Las aguas del Estrecho de Magallanes se mostraban alteradas por el fuerte viento que acostumbra a soplar por estas tierras del Sur. Si en Santiago la Primavera ya empezaba a calentar el aire y a derretir las nieves de la cordillera, en Punta Arenas el frío todavía no había dejado paso al cambio estacional.

Tomé un autobús hasta Puerto Natales. El viaje discurre por una interminable extensión de pastos, habitados solamente por vacas y ovejas, que se pierden en el horizonte lejano. Esto es la Patagonia.
Al cabo de casi tres horas llegué a Puerto Natales: Una alegre extensión de casitas de color que, bajo un cielo gris plomizo, se disponen a lo largo de la costa.






Puerto Natales es parada obligatoria en el camino que lleva hasta el Parque Natural Torres del Paine. Así que me quedé unos días en el pueblo antes de partir hacia las montañas. Recorrí todo el pueblecito con mi cámara intentando captar la belleza del lugar.
Al día siguiente, tomé el autobús que me dejó a la entrada del parque. En la guardería forestal me informaron acerca del riesgo de encontrarse con pumas (La verdad es que no me encontré con ninguno) tras pagar la cuota de entrada al Parque.
Dirigí mis pasos hasta el Refugio Las Torres para iniciar al día siguiente mi recorrido a pie por el macizo Torres del Paine.


Vistas de las torres desde la entrada del parque



Estas son algunas imágenes tomadas durante una caminata de cuatro días por el parque. Tuve un poco de todo: lluvia, viento, nieve, sol... Toda una gama de contrastes climáticos que difícilmente se pueden experimentar en otros lugares.
Claro que esto está casí en el fin del mundo.



Bajando del refugio chileno en dirección al lago Nordenskjöld


Cuernos del Paine


Glaciar del Francés


Valle del Francés. Campamento británico


Lago Nordenskjöld desde el Valle del Francés


Lago Pehoé


Cuernos del Paine. Cuerno principal (2600 mt) y cuerno norte (2400 mt)


Macizo Paine Grande, visto desde el lago Pehoé




Cielo en la Patagonia

3 d’oct. 2007

Rapa Nui (Chile)


Playa de Anakena. El lugar por donde, según la tradición oral, llegaron los primeros pobladores de la isla desde otros lugares de la Polinesia.

Octubre 2007
Aprovechando mi viaje a Chile, con motivo de el evento «Tres Typos Exponen», decidí este viaje a la Isla de Pascua. Muy probablemente no se me iba a presentar una ocasión tan cercana para recorrer los casi 5000 Km que separan la costa sudamericana de la Isla (unas 5 horas y media de vuelo). Aunque hubiera sido fantástico haber cruzado medio Oceano Pacífico en barco... pero no disponía de tanto tiempo.

Temporada baja (por tanto, muy poco turista), buen tiempo, vuelos económicos desde el continente... No hubo tiempo para dudar.


Playa de Anakena. Muy cerca del paraíso

Llegar hasta aquí bien se merecía un baño en las aguas pacíficas del Océano. El sol de media tarde y la suave brisa marina hacían de este bello lugar un pedacito de paraíso.

Parece que el rey Hotu Matu’a habría llegado a la isla entre el siglo V y IX dC. Según la tradición, habría llegado en dos embarcaciones, una dirigida por él y otra por Ava Reipua, su hermana o su esposa, de acuerdo a las distintas versiones de la tradición. Lo más probable es que estas embarcaciones fueran canoas dobles, similares a las que navegaban en el resto de la Polinesia. Lo único que queda de estas naves son representaciones petroglíficas que se pueden encontrar por la isla.


Ahu Nau Nau. Playa de Anakena.
Los Moai, erguidos sobre sus plataformas, custodiaron y protegieron a la gente de Rapa Nui alrededor de 800 años.


Los Moai son monumentos funerarios que tenían como objetivo homenajear a los muertos.
Los pobladores de la Isla de Pascua –Rapa Nui– llegados de otros lugares de la Polinesia se organizaron por clanes o tribus con fuertes vínculos familiares. Hacía los siglos XVI-XVII los pobladores de Rapa Nui llegaron al colapso por problemas de sobrepoblación y escasez de recursos. Buena parte de la deforestación de la isla se debe a la acción humana y al incremento de la actividad agrícola. Los diferentes clanes entraron en guerra para conseguir el control de los recursos existentes en la isla. Durante estas guerras entre los clanes muchos Moais fueron destruidos o derrumbados. A la vez, un nuevo culto se irá abriendo paso: el culto al hombre-pájaro (Tangata-Manu). Y, con él, el ritual del «Tangata-Manu» que servía para escoger el líder que a lo largo de un año iba a dirigir el destino de los habitantes de Rapa Nui.
(Según interesante conversación mantenida con el guardaparques del poblado de Orongo).



Aquí un servidor haciendo amistad con un Moai solitario, cerca de Tongariki


Rano Raraku, también conocida como la cantera de los Moai



Ahu Tongariki



Volcán Rano Kau


Petroglifos en el poblado de Orongo. Justo en este lugar tenía lugar la celebración de la ceremonia del Tangata-Manu


Petroglifo. La representación de aves es una constante en la cultura Rapa Nui


Ahu Tahai. Hanga Roa

A mi llegada a la isla tuve la suerte de poder alquilar una habitación en la casa de Elvira Huke (Apina Tupuna), una inmensa mujer isleña que, según me comentó, era descendiente de uno de los primeros clanes que poblaron la isla. Desde la ventana de mi habitación se podía ver el océano en toda su inmensidad y, por las noches, sentir el rugir de sus aguas.
Los días transcurrieron despacio, a ritmo isleño. Aproveché el tiempo para realizar largas caminatas, charlar con la gente, ir en bicicleta a explorar los enclaves arqueológicos, hacer amistad con los Moai, atravesar la isla en motocicleta hasta la playa de Anakena... pensar en nuevos tipos y disfrutar de la gastronomía local, a base de pescado. Con el tradicional "pévere" y el Pisco sour chileno.
Hay que reconocer que me sorprendió la buena cocina que se puede encontrar en Rapa Nui. Cabe recomendar el restaurante «La Taberna du Pecheur» regentado por una simpática cocinera que, si no hay muchos clientes, se sienta a tu lado para charlar. Su cocina es una mezcla de lo mejor de la cocina polinesia mezclada con el savoir faire francés. Me sorprendió la selecta carta de vinos chilenos que uno puede encontrar aquí. Altamente recomendable.


Grupo musical Mo Kari Kari, durante una actuación local en Hanga Roa. Una buena combinación de ritmos cálidos al son de la guitarra y el oukelele.

Los Pascuences (como suelen llamarlos los chilenos) son gente amable, muy abierta, amantes de la música y con ganas de divertirse. Quizás por ello son muchos los pequeños grupos que, de vez en cuando, animan las noches isleñas en algún local de Hanga Roa. Para disfrutar de una buena velada sólo tienes que preguntar a la población local.


Escritura Rongo Rongo

Rongo Rongo es la escritura local. Se encuentra muy poca información acerca de sus orígenes. Se trata de un sistema ideográfico de escritura desarrollado en Rapa Nui. Parece que durante el comercio de esclavos se perdió la tradición y ahora nadie sabe nada acerca de su significado. Hasta la actualidad se han registrado unos 120 signos básicos que, combinados, pueden sumar unos 1200 signos compuestos.

En Hanga Roa hay un pequeño museo donde se explica la formación volcánica de la isla, así como la cultura de sus pobladores.