25 d’oct. 2009

Veracruz




La imagen que uno tiene de Puerto de Veracruz son esas legendarias imágenes de película donde piratas venidos de muy lejos (normalmente de Europa) se abalanzaban sobre las murallas de la ciudad (y de sus bellas mujeres) en la búsqueda de tesoros escondidos.




Veracruz ha resistido a todo. A todos. Se mantiene ahí, expectante, a las puertas de América. Puerto de aventura y esperanza. Lugar donde las aguas bailan al son de la música, donde el mar es salado y dulce, a la vez. Donde la música llena los espacios vacíos y se pierde en el aire cálido de la tarde.
Allí estuve. Gran suerte la mía!



Llegué a Veracruz para impartir un taller de tipografía en el Centro de Estudios Gestalt.

El tiempo acompañó, aunque las tormentas cálidas de la costa caribeña tocaron puerto un sábado por la tarde y me dejaron sin poder ir al Rincón de la Trova. O sea, que hay una buena excusa para volver a Veracruz.



El aire cálido y húmedo se respiraba nada más abrir la puerta del avión. Nuestros anfitriones nos llevaron a Cempoala, un hermoso lugar ahora en ruinas. Según nos cuentan, Hernán Cortés desembarcó justo allí y, desde allí, comenzó la conquista de Tenochtitlan (México) con la ayuda de los pobladores de la antigua náhuatl Cēmpoalātl.


Cempoala. La historia aflora en cualquier rincón del país y Veracruz no es una excepción.



El Malecón es lugar de paseos, de barcos que llegan y salen, de niños que avanzan corriendo haciendo volar sus aviones de forexpan pintado… de vendedores ambulantes, de marineros de agua salada y de largos besos de enamorados.





La Música está en la calle, aunque la acumulación de música y de músicos se acabe convirtiendo en ruido.
En la plaza del Zócalo (en «los portales») se reúnen por la noche los músicos y los vendedores de fortuna, ofreciendo sus servicios durante la cena: cantan, tocan melodías alegres, ofrecen tabaco y electrocutaciones a buen precio.
El sonido «jarocho» de la marimba es lo que más me gusta. Suena alegre y melancólico a la vez. Nada suena mejor en toda Veracruz.



Marimbas en el «Café de la Parroquia»


El famoso «Rincón de la trova», en Puerto Veracruz.




No puede irse nadie de la ciudad sin probar el genuíno «güero-güero».