El valle de Kathmandu es un extenso valle al pie de la cordillera del Himalaya. Verde y muy poblado. Buena parte de la población nepalí se concentra en este valle. Desde el avión se aprecia esta gran extensión de bosques verdes y campos dorados antes de realizar el viraje forzado necesario para tomar tierra en el diminuto aeropuerto local.
A la llegada al aeropuerto de Kathmandu mi equipaje no aparece. Se perdió en algún lugar del recorrido. Quizás en Londres o en Karachi, donde hicimos escala. Fue una excelente ocasión para tomarse unos días para visitar el valle y las aldeas que lo pueblan: lugares llenos de vida, color y agradables experiencias sonoras.
Bhaktapur es uno de esos lugares mágicos. Perderse entre sus calles puede llegar a transportarte más allá de este mundo. La Durbar Square, como en todos los pueblos del Valle, es el lugar sagrado donde se levantan todos los templos.
Pashupatinah, Panga, Kirtipur, Patan o Bungamati son lugares que merecen una reposada visita, sin prisas.
Durbar Square de Patan
Pashupatinath
Músicos en Patan (Lalitpur)
La felicidad se puede ver reflejada en las miradas
Un poquito más cerca del Nirvana...
