18 d’oct. 2009
Puebla
He quedado en Puebla para pasar el fin de semana con dos buenos amigos catalanes.
Me he pasado todo el viaje, desde Oaxaca hasta Puebla, durmiendo en el autobús. El día es soleado y bastante cálido. Nos hemos alojado en el barrio de los sapos.
Un fin de semana no da para mucho pero lo suficiente para explorar los encantos de esta ciudad conocida por sus iglesias, su azulejería talaverana y sus moles (entre ellos el poblano, un hito de la cocina mexicana).
Puebla se fundó en el 1531 y fue el primer asentamiento mexicano que los españoles proyectaron siguiendo un trazado cuadricular (urbanismo moderno en pleno siglo XVI). Puebla ha sabido conservar su rico patrimonio arquitectónico colonial. Un paseo por sus calles se convierte en un paseo por la historia.
Una de las joyas de esta ciudad, al menos para los amantes de las letras, es la Biblioteca Palafoxiana.
La biblioteca alberga más de 50.000 volúmenes.
Dicen que Puebla es una ciudad "mocha". Y es cierto que se nota ese aire noble en el ambiente.
Pero Puebla tiene muchas sorpresas, entre ellas el intenso Mercado 5 de Mayo, repleto de "lettering" y de emociones fuertes.
Encontrar lugares para divertirse y escuchar unas buenas dosis de decibelios no es difícil en ningún lugar de México: Se pueden escuchar grupos de mariachis en la Cantina de los Remedios y bailar buenos ritmos latinos en el Rumba.
Día completo.
Hay una teoría parda que argumenta que Cristóbal Colón era de sexo femenino. Quizás la clave esté en este retrato.
(Me gusta esa idea de que América fuera "descubierta" por una mujer)
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